"Roma está llena de leyendas que lo único que pretenden es engrandecer aún más su historia. Es como si la vieja ciudad dudara de su belleza, y hubiera encontrado en el pábulo un alimento para sobrevivir, un método de rejuvenecimiento" Emilio Calderón

domingo, 16 de diciembre de 2012

Un arco en tiempos de crisis: el Arco de Constantino.


Arco de Constantino. (agosto 2010)


A la situación de  terrible crisis económica  como la que padecemos en la actualidad no fue tampoco ajena la historia del Imperio romano,  en la que a periodos de bonanza le sucedieron otros de  brutal decadencia. Este será  el punto de partida para la entrada de hoy, que quiero dedicar a mi amiga y colega, profesora de Arte en el instituto,  pues  fue precisamente ella  quien me la sugirió durante nuestro último viaje a Roma el pasado mes de abril, mientras nos explicaba con detalle el Arco de Constantino;  este se alza imponente junto al Coliseo  y quien lo desee admirar  en su conjunto tendrá una  excelente perspectiva  si lo  hace desde el balcón-mirador de la primera planta del Anfiteatro Flavio, visión  que podrá completar  a ras de suelo para advertir los interesantes  detalles. Pero no adelantemos acontecimientos y empecemos nuestra  historia ab ovo y no in medias res, es decir, por el principio y no por la mitad.
En la mentalidad romana el arco llegó a cobrar tal importancia que se convirtió en un monumento  en sí mismo, el “arco de triunfo”;  es muy probable que  la idea de construir un arco tenga su origen en la tradición de celebrar  un triunfo, cuando después de una campaña o guerra victoriosa, se hacía desfilar oficialmente al general  vencedor con sus tropas atravesando una puerta simbólica, una Porta Triumphalis  como aquella de la que nos hablan las fuentes antiguas que había  en Roma, utilizada en ocasiones de cortejo triunfal o para ceremonias de particular relevancia como en el caso de los funerales del emperador Augusto, y  que todavía hoy se puede contemplar en  uno de los relieves de nuestro arco protagonista.
Relieve con la Porta Triumphalis (agosto 2010)

A la simple estructura arqueada se le añadió con frecuencia un aparato decorativo con columnas, arquitrabe y hasta un ático que serviría de apoyo de trofeos y cuadrigas; este conjunto perfecto constituye el elemento estético de este tipo de “arquitectura de propaganda”. De hecho, en época imperial, todos los arcos del mundo romano incorporarán la decoración en relieve como parte de un preciso programa propagandístico.
Son notabilísimos los ejemplos de arcos en el Foro romano:  el Arco de Tito, soberbio ejemplo  de un solo arco, construido en el 81 d. C.,  que elogia las victorias del emperador Tito sobre los judíos, y el Arco de Septimio Severo, un arco de tres vanos erigido en el 203 d. C. para conmemorar las victorias militares de Septimio Severo y sus hijos Caracalla y Geta contra los partos; este último llegó a  servir de inspiración para el arco de Constantino que ahora nos ocupa.
Estas construcciones pétreas propias del arte triunfal solían ser construidas ex novo,  pero  en ocasiones se reutilizaron monumentos ya existentes cuya decoración fue modificada para adecuarse al mensaje propagandístico que se quería transmitir; es de suponer que las condiciones económicas de cada momento fueron determinantes para la erección de un  arco totalmente nuevo o, por el contrario, para el reaprovechamiento de materiales anteriores expoliados de otros arcos, como sucede en el caso del arco de Constantino. Averigüemos ahora que sucedió con el protagonista de nuestra historia de hoy.
Desde el  s. III d. C., el Imperio Romano había comenzado a debilitarse como consecuencia de una aguda crisis política, agravada por los crecientes problemas económicos;  al final de las grandes conquistas que proporcionaban ricos botines y abundancia de esclavos se unió una disminución del comercio y un aumento desorbitado de los impuestos. Todo ello provocó una fuerte inflación, la moneda perdió todo su valor y el Estado se vio obligado a cobrar tributos en especies y servicios; es posible afirmar que los problemas económicos habrían comenzado en el s. II d. C. cuando mucha riqueza fue invertida en monumentos públicos con el fin de ganar prestigio.  El antiguo modelo económico del Imperio Romano sufrió tan radical trasformación que se debilitaron incluso los cimientos de la estructura de su, antes, poderoso Estado;  la devastación de las provincias, la fragmentación del  Imperio Romano y la pérdida de territorios donde el enemigo se instala de manera definitiva dañaron irremediablemente la capacidad productora del Imperio. Si a eso unimos que la anarquía militar mató la seguridad de las rutas marítimas y terrestres, provocando, como consecuencia, una crisis en los transportes que acarreará una doble parálisis en la actividad industrial y en la comercial, a la que se une como coadyuvante la reaparición de la piratería. En medio de este desorden general, de este desbarajuste universal que aumenta los gastos al tiempo que agota los ingresos, cada vez más mermados, la crisis monetaria, ya antes sensible, no hará más que acentuarse:  una inflación gigantesca que traerá consigo una subida desmesurada de los precios y una especulación intensa en la que se llega a especular con todo.
De este modo, la economía de todo el Imperio entró en una crisis tan profunda que podría ser catalogada de “crisis total” y de la que ya no sería capaz de levantar cabeza hasta su hundimiento; este ambiente general de calamidades  y desgracias por doquier quedan perfectamente reflejadas en las palabras del biógrafo del emperador Galieno:   “Jamás hubo menos esperanza de salvación”.
Asimismo, en medio de este contexto económico en declive,  en el terreno político  Constantino, quien en el 306 había sido proclamado emperador en Britania por las tropas allí destacadas,  hubo de librar durísimos combates con sus rivales hasta que se hizo con el control de Roma y  se aseguró  la posesión de todo el Occidente después de vencer a Majencio  en la batalla del Ponte Milvio en el 312 d. C.; su finalidad era reconstruir en provecho propio la unidad imperial.  Precisamente el arco de Constantino fue construido en honor a él en el 315 d. C para conmemorar esta batalla y para honrar al propio emperador en sus  Decenalia,  la fiesta que celebraba sus diez años de gobierno. Este arco de tres vanos, el central mayor y dos más pequeños  flanqueándolo, con seguridad se trata de un monumento más antiguo ; las últimas investigaciones demuestran que  Constantino pudo haber tomado como punto de partida un arco anterior, quizá uno de una sola puerta de la época Flavia, para transformarlo y modificarlo en uno de tres, y que algunos de los medallones  de Adriano podrían formar parte ya de ese monumento anterior.
El arco tiene tiene en  el  ático una inscripción alusiva al hecho histórico de su creación y  la mayor  parte de sus materiales fue saqueada de otros monumentos y arcos de diferentes lugares y épocas, en un momento en que se habían ya agotado las canteras de mármol.  Esto explica la dispar cantidad de elementos decorativos  de varia procedencia  que podemos encontrar:   en las caras norte y sur las esculturas de prisioneros dacios fueron  traídas del Foro de Trajano así como los paneles  también de la misma época procedentes originariamente de la Basílica Ulpia;  los ocho medallones de la época de Adriano pudieran proceder de un templo dedicado a Antínoo, el joven discípulo y favorito del emperador, con escenas de caza y sacrificios;  los ocho relieves  de Marco Aurelio que decoran el ático formaron parte , probablemente,  del  Arco Panis  Aurei que en el Capitolio conmemoraba las victorias  de este emperador sobre los germanos y en los que ¡el rostro fue retocado para hacer que se pareciese  a Constantino!
Queda  por resolver la pregunta de cuánto en el arco pertenece realmente a la época de Constantino;  también aquí los expertos han hallado la respuesta.  El proyecto, que fue concluido durante el mandato del emperador, seguía un plan único y muy preciso y tenía un mensaje muy claro que proclamar: Constantino es el centro de la historia del  Imperio,  convirtiéndose así a la vez en continuador y renovador de sus predecesores. A su época pertenecen la decoración de los pedestales, las enjutas de los arcos con Victorias aladas y deidades fluviales y estacionales, los frisos que corren por encima de los arcos menores y a media altura en los lados cortos, donde se narran episodios de la vida de Constantino, entre ellos la victoria del Ponte Milvio  con el emperador como protagonista,  y los dos medallones de los lados cortos.
Toda esta amalgama de elementos diversos  se distribuye, sin embargo,  de  una manera armoniosa y cuidadosamente estudiada; así en el lado sur, orientado hacia las afueras de la ciudad, se presentan episodios de guerra, mientras que en  el lado norte, hacia el Coliseo y el centro de la ciudad, encontramos episodios de paz y escenas de vida pública.
 El arco se convierte  de este modo  en una brillante síntesis de la evolución del relieve histórico romano que ilustra sus etapas más significativas; en palabras de John Fleming, “El Arco de Constantino casi podría haber sido diseñado para resistir como el  epílogo de los seiscientos años de historia del arte helenístico y romano”. Con el fin de situar los elementos citados, recomiendo consultar  este enlace:
Y, siguiendo en la línea de recomendaciones, no puedo dejar de aconsejaros, amables lectores,  la visita a una página excelente, tanto por sus magníficas fotografías en detalle como por sus textos, para ilustrar con todo lujo de detalles este arco y gracias a la cual he podido refrescar mis recuerdos y disfrutar  de toda su belleza:
Las profundas  transformaciones que se sucedieron en los terrenos de la política, de la economía y de la sociedad trajeron consigo también un cambio de mentalidad y de estética; se abandonan,  progresivamente  a partir del período de la anarquía militar y claramente ya en la época de Constantino, los elementos claves de la escultura clásica: el canon, el ambiente y el paisaje; frente a la gradación de planos para sugerir profundidad se recurre a un altorrelieve sin casi otros planos intermedios, a la isocefalia,  al drapeado simplificado y esquemático, a las composiciones  jerárquicas y simétricas frente a la mayor complejidad y naturalismo de la época anterior.
Medallones de Adriano y Friso de Constantino (agosto 2010)

A partir de ahora en el arte importa más un simbolismo claro y fácilmente legible antes que la precisión y la complejidad de épocas anteriores aunque esto suponga abandonar la belleza formal, con lo que se abre paso  a las formas de representación medieval.

14 comentarios:

  1. Magnífica lección de historia, economía y arte la que nos brindas hoy, querida y admirada profe de griego. Con muy poquitas palabras, pero muy bien escogidas has reflejado como se inicia la crisis económica del Bajo Imperio, como se produce la anarquía militar, y como Constantino el grande se impone a su rival, Milvio (con intercesión divina, jejeje) y para conmemorarlo, decide hacer un gran arco de triunfo, que simbolice su poder y autoridad, como hicieron los flavios y los severos, y Trajano con su columna, y hasta el mismisimo Augusto con su altar de la paz.
    Sabía que el Arco de Constantino tenía medallones y relieves reutilizados de otros monumentos anteriores, pero no que podía ser la ampliación de otro arco flavio; buscáre mas información. Siempre recuerdo a Cesar y Cleopatra pasando bajo ese arco en la película Cleopatra (no sé si fue por falta de información o porque quedaba grandioso).
    Gran post, he disfrutado mucho leyendo y aprovecho, por si no coincidimos, en desearte lo mejor en estas fiestas y el próximo año, eso si hay vida después del 21-12. Abrazos.

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    1. Querido Paco, mucho me alegra saber que vosotros, mis amables lectores, desafiando la siempre excesiva longuitud de mis entradas, no os amilanáis ante su lectura y con vuestros comentarios me dejáis la prueba de que han sido de vuestro agrado; intento ser concisa, lo juro, pero en mi descargo esgrimo y hago mías las palabras del poeta Horacio: "Brevis esse laboro, obscurus fio", 'Me esfuerzo por ser breve y me vuelvo oscuro'. ¡Está visto que conmigo es imposible que funcionen Twitter y su límite de 140 caracteres!
      Jaja, y tienes toda la razón con esa victoria de Majencio gracias al "Deus ex machina"; habrá que dedicarle una entrada próximamente, teniendo en cuenta además que algún otro episodio bélico más hay por Roma con intervención divina. ¡Y pensar que si a alguna alumna en clase de Historia le preguntas por el Puente Milvio te responderá... que es el de los "candados del amor" que se popularizaron a raíz de la novela de Federico Moccia "Tengo ganas de ti"! "O tempora, o mores" que diría Cicerón.
      Gracias, querido Paco, por pasarte siempre por esta ribera del Tíber y por dejarme tus cariñosas palabras; yo también aprovecho para desearte unas felices fiestas y mis mejores deseos para un año nuevo de tan torva mirada que hace palidecer al mismísimo fin del mundo que nos vaticinan.
      Mil biquiños, car.

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  2. Querida profedegriego. Vistos los excelentes artículos que publicas te he incorporado a nuestra página web (www.arraonaromana.org), en el apartado "blocs d'interès", y a su vez puntualmente publicaremos todo lo que escribas en nuestra página de facebook i twitter

    http://arraonaromana.org/ArticlesNoticies.php?id=19#.UM9Pzay5W4d

    Debo añadir, que he leído varios de tus artículos y me permite recordar una y otra vez mis paseos por Roma. Es todo un placer.

    Un cordial saludo de un admirador.

    Francesc

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    1. Querido Francesc, es todo un placer recibir tales elogios y todo un honor el que me haces al contar conmigo y con mi humilde blog en vuestra página web y facebook-twitter; te doy las gracias por ello y espero que mis próximas entradas sigan siendo de tu agrado. Me ilusiona saber que la lectura de estos artículos te ha permitido revivir tus paseos romanos virtualmente y de nuevo disfrutar con ellos; si en algo he sabido trasmitir la emoción que experimento al reencontrarme con mi amada ciudad en cada visita, en cada rincón, me doy por más que satisfecha y feliz.
      Gracias de todo corazón y mil bicos, amigo Francesc.

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  3. Quisiera puntualizar un error en mi comentario, por la rapidez de la escritura: cuando digo que Constantino derrota a su rival Milvio, quiero decer a Majencia (aquel que construyó la célebra Basílica en el Foro), en el Puente Milvio, allá en el norte de la ciudad. Espero sepan disculpar mi lapsus. Un fuerte abrazo.

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  4. Maestro Paco, era evidentísimo que a un "lapsus manus" se debía el cambio de nombres de tu comentario anterior, de igual modo que a la misma razón se debe la chulísima "Majencia" de este otro. "Errare humanum est", caro amico, que yo completo con las sabias palabras de Terencio que comparto punto por punto: "Homo sum, humani nihil a me alienum puto", 'Soy un hombre, nada humano considero que me es ajeno'.
    De nuevo, mil bicos.

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  5. Grandiosa entrada como siempre. A leerla no he podido evitar que me llegara la menta la serie Fundación del maestro Asimov, que como sabrás esta basada en parte en la historia del imperio romano. Y me la ha recordado sobre todo por la decadencia del Imperio, cuando todo lo que se hacia era rememorar y reciclar la grandeza del pasado pero si aportar nada nuevo.

    Mil besets y gracias por volver a deleitarnos con tus entradas.

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    1. Mi querido Miguel Ángel, gracias por tus siempre elogiosos comentarios; es un honor esa comparación que me haces con la original obra de Asimov, autor que bien sé que es una de tus debilidades. Ya lo decía el gran Cicerón, aunque estimemos en tan poco sus recomendaciones: "Historia testis temporum, lux veritatis, vita memoriae, magistra vitae, nuntia vetustatis", 'La Historia es testigo de los tiempos, luz de la verdad, vida de la memoria, maestra de la vida, mensajera del pasado'.¡Tenemos tanto que aprender de los errores del pasado para no volver a cometerlos en el futuro y andan tan revueltos los tiempos presentes!
      Mil gracias por estar siempre ahí y mil biquiños prenavideños.

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  6. ¿Recortes en el Imperio Romano? La situación actual, por desgracia, se repite cíclicamente a lo largo de la Historia y los avances y retrocesos económicos no son cosa de ahora. Aunque también habría que tener en cuenta que los gustos artísticos habían cambiado y a lo mejor Constantino, a parte de ahorrar, quería un arco del triunfo tan magnífico que no fue capaz de encontrar escultores dignos de esculpir unos relieves tan hermosos como los de la escultura trajana, por ejemplo.
    Un saludo

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    1. Querida Carmen, gracias por tu visita y tu amabilísimo comentario; evidentemente corrían malos tiempos para obras faraónicas, máxime en una época en que se habían paralizado las conquistas y con ello la llegada de ingentes riquezas a Roma como en otros tiempos. Además la pericia técnica había decrecido con el paso del tiempo y baste como ejemplo la comparación entre la Columna de Trajano y la de Marco Aurelio. Aún así hoy el Arco de Constantino sigue levantándose imponente como centinela de la Historia junto al Coliseo y es un lujo poder admirarlo y contemplarlo.
      Aprovecho para desearte unas felices fiestas y un año nuevo que nos traiga esperanza en el futuro y te hago llegar mil bicos.

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  7. Estupendo post, querida amiga. El arco es bellísimo y un monumento difícil de olvidar, pese a estar construido en honor de un emperador por el que experimento pocas simpatías. En cuanto a la crisis económica y el consiguiente desastre y hundimiento, no sé, sin querer exagerar mucho me temo que estemos tomando ese camino.
    Felices fiestas y que el nuevo año te sea propicio. Besos.

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    1. Cara Carmen, gracias por este maravilloso encuentro entre tú y yo a la sombra de este arco romano que como bien dices es extraordinariamente bello; y comparto contigo la opinión de que el cariz sombrío que, desgraciadamente, toma de día en día la actualidad no nos aleja demasiado de esos tiempos críticos del Imperio Romano.
      ¡Que puedas disfrutar con alegría de las fiestas navideñas que se acercan ya y que también el dios Jano que asoma ya por la puerta te sea feliz y propicio en este año nuevo conjurando las malas perspectivas que a todas horas se nos anuncian por todas partes!
      Mil bicos, querida amiga.

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  8. Aunque sea tarde y mal, aquí estoy. No quiero dejar de felicitarte por la entrada de hoy (Ojalá nuestra crisis no dure tanto como duró la de Roma, hasta hacerla sucumbir), y las próximas Pascuas, que espero lleguen plenas de felicidad para ti y los tuyos. Un fuerte abrazo, querida amiga.

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  9. Querido Dlt, gracias por tu fidelidad y tus siempre encantadores comentarios; soy yo la que te está agradecida por dedicarme siempre tu tiempo. Comparto de corazón contigo, amigo mío, el deseo de que esta crisis toque fondo por fin y nos permita volver a respirar de nuevo.
    También para ti mis mejores deseos en estas fiestas para que puedas disfrutarlas en compñía de tu familia y amigos.
    Mil bicos desde este ventoleado rincón de Galicia.

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