"Roma está llena de leyendas que lo único que pretenden es engrandecer aún más su historia. Es como si la vieja ciudad dudara de su belleza, y hubiera encontrado en el pábulo un alimento para sobrevivir, un método de rejuvenecimiento" Emilio Calderón

domingo, 26 de febrero de 2012

UN RIACHUELO, DOS ARCOS, UNA IGLESIA Y UN ATENTADO.

En el valle formado por el Velabro, el antiguo río que después de atravesar el Foro desembocaba en el Tíber, nos encontramos uno de los lugares más interesantes y de mayor conexión con el pasado legendario de Roma; esta zona, en la Antigüedad pantanosa e insalubre al pie del Palatino, junto al Tíber, fue identificada como el lugar donde, como narra Tito Livio, fueron abandonados los gemelos Rómulo y Remo y desempeña un papel fundamental en la fundación de Roma. Este lugar se halla muy próximo a la salida de la Cloaca Máxima, una obra magna de saneamiento de las depresiones de la ciudad, iniciada por Tarquinio el Viejo y continuada por los monarcas posteriores; formaba una red de alcantarillas que drenaban todas las aguas subterráneas de la ciudad intentando evitar el peligro constante de las inundaciones y todavía hoy desde las inmediaciones del Puente Palatino  podemos ver su salida al río.

La Cloaca Máxima en la actualidad
Este lugar donde se entrecruzan la historia y la leyenda es rico en tesoros arqueológicos y artísticos, pero desdichadamente, como hemos comentado en otras ocasiones, se ve excluido de los itinerarios turísticos habituales; he de reconocer que es una suerte poder pasear y disfrutar de este magnífico rincón al amparo de “invasiones bárbaras”. Aprovechemos este momento de soledad para conocer lo que guarda y lo que nos aguarda.
Cuando uno camina por el Foro, lo sorprende la grandiosidad de tres grandes Arcos, así, con mayúscula, todos ellos famosos y mil veces fotografiados: el Arco de Constantino, próximo al Coliseo; el Arco de Tito, cuyos relieves tienen como tema la victoria sobre los judíos;  y el Arco de Septimio Severo construido para conmemorar las victorias del emperador sobre los partos. Pero el Foro no es el único lugar que ostenta este privilegio; también aquí, en la vieja  zona del Velabro nos encontramos con dos  Arcos extraordinarios: el Arco de cuatro caras de Jano y el Arco degli Argentari o Arco de los Argentarii.
El Arco de Jano, un monumental  arco cuadrifronte, está fechado en el s. IV d. C. y construido en honor al emperador Constantino por  su hijo Constancio II; marcaba el cruce de cuatro vías importantes e indicaría probablemente  los límites del Foro Boario. Con sus potentes  16 m. de altura y 12 m. de ancho, tiene cuatro pilares recubiertos de mármol que soportan una bóveda de crucería y  en su parte externa presenta dos hileras de nichos en forma de concha que parecen haber contenido pequeñas estatuas; en su ático,  del que no se ha conservado nada, se construyó  en la Edad Media una fortaleza  y  hasta hay quien dice que pudo haber estado rematado por una pirámide. Las cuatro claves de los arcos están esculpidas con figuras que representan  a Roma (representada como una diosa)  y Juno, sentadas, y,  de pie, a Minerva y Ceres. Más que un arco, podría tratarse de una gran puerta que sería utilizada por los comerciantes de la época para guarecerse de la inclemencias del tiempo y, de hecho, en su parte sureste se halla una puerta que permite acceder  a los niveles superiores. 

Arco de Jano
 Muy próximo a este Arco de Jano, en la Piazza di San Giorgio in Velabro, hay otro arco, probablemente otra puerta de entrada al mercado, decorado con riquísimos y variados relieves,  elaborados motivos vegetales que lo cubren  casi por completo; dedicado el a. 203 d. C. por los ganaderos y banqueros, llamados estos últimos argentarii (de ahí el nombre del arco), a Septimio  Severo y Caracalla, y a sus esposas, y a Geta, cuya figura fue borrada posteriormente; las inscripciones del arco fueron objeto también de la damnatio memoriae, eliminándose los nombres de Geta y de Plautilla Fulvia, la desdichada esposa del emperador Caracalla. Con más de seis metros de alto y más de cinco de ancho, en él se representan el sacrificio de un toro, una figura masculina que probablemente representa a Caracalla , Septimio Severo con su esposa , Julia Domna, a  Hércules con la piel del León de Nemea, a dos soldados con un prisionero… El arco está adosado a la iglesia de San Giorgio in Velabro, de la que hablaremos ahora mismo, pero dejad que os cuente una última curiosidad : una leyenda que dice que en él había un tesoro escondido, lo cual animaba a los imprudentes a subirse sobre él, martirizando al pobre arco con agujeros en los que introducían clavos de madera; y hablo en pasado porque en la actualidad tanto el Arco degli Argentari como el Arco de Jano están rodeados de altas rejas  que impiden acercarse a ellos, salvaguardando así su integridad de actos vandálicos.

Arco degli Argientari
La iglesia de San Giorgio in Velabro, San Jorge en el Velabro, es una auténtica joya que yo tuve la oportunidad de descubrir un caluroso mediodía de agosto en la más absoluta de las soledades, vacía de personas, desnuda de ornamentos inútiles,  iluminada tan solo por la luz que entraba del exterior, agradablemente fresca en medio de aquel calor,  prístina, original, bellísima… Construida alrededor del s. VII, bajo el pontificado de León II, fue primero dedicada a San Sebastián,  mártir del que se dice que después de haber sido asaeteado, fue recogido por sus amigos y  curó de sus heridas; no huyó de Roma, sino que se presentó ante el emperador para reprenderle su conducta  tras lo cual fue condenado  a ser azotado hasta la muerte; con el fin de evitar que le diesen sepultura, los soldados arrojaron su cuerpo a la Cloaca Máxima justamente en este punto, identificado precisamente con la zona donde está la iglesia y  a la que los romanos llamaban la “marrana di San Giorgio” por razones obvias. Este episodio quedó inmortalizado en el cuadro de Ludovico Carracci “San Sebastián”, que se guarda en el Museo Paul Getty de Los Ángeles, en EE UU,  y que podemos admirar en este enlace: http://www.padulcofrade.com/monograficos/san_sebastian/iconografia/pintura_s_xvi/carracci.jpg 
Más tarde, en el s. VIII el papa Zacarías trajo desde Capadocia a Roma, a este templo,  el cráneo de San Jorge, martirizado durante las persecuciones de Diocleciano, y se le cambió el nombre a la iglesia, localizada además en una zona desde antiguo habitada por la comunidad griega de Roma. Es muy probable que para su construcción se reutilizasen estructuras de muros preexistentes, algún edificio civil y una diaconía, lo  que en la iglesia primitiva constituía un lugar de práctica asistencial a los pobres  y enfermos; esto  podría explicar que la planta de esta iglesia es bastante irregular como consecuencia de las sucesivas transformaciones en distintas fases históricas.
S. Giorgio fue objeto de sucesivas  labores de restauración desde el  s. IX con Gregorio IV; a mediados del s. XIII se construyó el pórtico, como regalo del prior Stefano di Stella, con una bella inscripción en caracteres góticos sobre el entablamento, y es posible que en esta época tuviese lugar la erección del airoso   ”campanile”, un  campanario de estilo lombardo, de cinco pisos, que fue reconstruido después de haber sido alcanzado en 1837  por un rayo que dañó gravemente su estabilidad.
 En el interior, a Pietro Cavallini y su escuela se le atribuyen las hermosas  pinturas del ábside de la iglesia (s.XIII), donación del cardenal Giacomo Gaetano Stefaneschi,  y  destaca en el presbiterio, cubriendo el altar, un magnifico ciborio o baldaquino cosmatesco.

Baladaquino (agosto 2010)
Fresco del ábside (agosto 2010)





















Entre los años 1923 y 1926  la Sopraintendenza ai Monumenti di Roma llevó a cabo radicales intervenciones con el fin de restituir a la iglesia su aspecto medieval, librándola así de los añadidos que las sucesivas fases históricas habían dejado sobre ella y devolviéndole su apariencia original. La desnudez del templo nos habla de la Edad Media, cuando era conocida como “San Giorgio alla fonte” ya que en sus proximidades brotaba aqua virgo ( l’ Acqua Argentina), que se unía a las aguas residuales de la Cloaca Máxima.
En el pórtico de esta iglesia el viajero avispado podrá ver fragmentos de unas  inscripciones ; se trata de los restos  originales de la dedicatoria del Arco de Jano al emperador  Constantino que allí se conservan.
Fue en la medianoche del 27 de julio de 1993  cuando la iglesia sufrió un terrible atentado con coche-bomba,  probablemente perpetrado por la mafia, que destruyó por completo el pórtico y abrió una enorme brecha en el muro principal, aunque afortunadamente no se produjeron víctimas mortales; se llevó a cabo una imponente labor de reconstrucción que  le devolvió su aspecto original, aunque se dejó algún detalle deliberadamente sin restaurar como recuerdo del  acto de barbarie.
Es San Giorgio una iglesia genuinamente primitiva, no tocada por elementos barrocos como otras muchas de Roma, lo que le ha permitido conservar su atmósfera original y que nos transporta en su visita a los primeros momentos de la Roma cristiana; todo esto la convierte en una de las iglesias más interesantes y hermosas de Roma cuya visita resulta obligada para todo aquel que desee entrar en contacto con los tesoros que guarda con sigilo la Ciudad.

Interior de San Giorgio (agosto 2010)

Y hasta aquí ha llegado hoy nuestro paseo, iniciado desde las orillas de un río cuyas aguas nos sumergen en la leyenda para  llevarnos después por otras etapas históricas  de Roma también sugerentes y siempre interesantes;  sólo me queda  el deseo de  haber sabido desempeñar con eficacia mi papel de “cicerone”.
Mille baci!

15 comentarios:

  1. Amiga Profesora de Griego,

    Este relato y esta descripción, paseo incluido por algunas de las Antigüedades Romanas nos introducen en la maravilla de lo Clásico y la síntesis del pasado que se perpetúa en el presente. La verdad es que tu explicación diacrónica de los monumentos, con su evolución, dejan una huella inborrable en quien te lee, porque no explicas las cosas de una forma aséptica, sino con el entusiasmo de quien sabe de lo que está hablando, porque lo ha visto con sus propios ojos, lo ha entendido, y ha experimentado el goce de la pervivencia de lo antiguo en nuestros días.

    Dando por seguro que tus clases de Griego tendrán el mismo encanto que este relato-descripción, estoy más que seguro de que tus alumnos y alumnas se quedarán con la boca abierta, incluso en los temas más áridos como puede ser la explicación de lo que diferencia a un aoristo temático de uno sigmático.

    Te envío, amiga mía, mi felicitación y un gran abrazo.

    Antonio

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mi querido Antonio, ¡qué satisfacción me produce saber que este paseo en mi compañía te ha resultado tan agradable, tan sugerente, tan evocador! Cuando emprendí la tarea de dar fondo y forma a este blog, me embargaba el deseo de transmitir mi personal y subjetiva percepción de Roma pero, a la vez, el temor de no ser capaz de hacerlo con acierto; comentarios como el tuyo, amigo mío, y como los que tan gentilmente recibo de todos mis amables lectores me hacen creer que voy consiguiendo con cada entrada dar precisas pinceladas de historia entretejida con mitología, con experiencias personales, con gratos recuerdos, con vívida emoción, en suma, recrear en este humilde blog un rincón de esa ciudad que tanto amo y que tantos buenos momentos me ha proporcionado.
      Mil gracias, Antonio amigo, por tus palabras; pero mucho me temo que, cuando nos enfrentamos con la gramática griega pura y dura, desaparece la magia, pero aún así llegan la etimología, los helenismos y ese demostrar que, como decía en su libro "Grecia viva" el profesor Manuel Rabanal, "los griegos somos nosotros", para superar la necesaria aridez de las explicaciones teóricas.
      Mil bicos, querido colega.

      Eliminar
  2. Aún hubo suerte y el arco de Jano se mantiene en pie. Podría haber quedado reducido a la nada horadado por los buscadores de tesoros. Un paseo maravilloso el que nos has dado. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querido Dlt, el verdadero tesoro del Arco de Jano es para mí la oportunidad que se me ha brindado de compartir contigo este paseo.
      Mil bicos, caro amico.

      Eliminar
  3. Apasionante. Muchos de los sitios que nos descubres de Roma son muy interesantes, y tomo nota de ellos para mi visita ala ciudad eterna (si alguna vez llego a hacerla), pero te tengo que confesar que ese rincón del abandono de Romulo y Remo y la salida de la Cloaca Máxima me interesan especialmente.

    Mil besets y nos seguimos leyendo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mi querido Miguel Ángel, será un orgullo, cuando hagas ese viaje a Roma (que harás seguro, fíate de mí que soy medio "meiga"), acompañarte como guía personal a través de estas pequeñas anotaciones; te confieso que también a mí esta zona donde se superponen la leyenda y la historia, la tradición y el mismísimo Tito Livio, me emociona sobremanera.
      Mil bicos, querido amigo.

      Eliminar
  4. Coincido contigo en casi todo, profe, que la iglesia de San Giorgio in Velabro es todo una auténtica joya de los antiguos cristianos, con esa techumbre plana, ese arco triunfal que separa las naves del presbiterio, esas pinturas cuasibizantinas... Yo también la descubrí por casualidad el pasado julio buscando una sombra. Creo que el Foro Boario está poco explotado turísticamente, y eso es bueno. Vi el arco de Jano (podemos decir un arco cuatrofonte, como el de Caparra en Extremadura), pero me perdí el de Argentari, y ahora lo lamento, pues estuve allí mismo, justo al lado. Muy buena tu lección de historia, que compensa mi ignorancia en aquel momento. Un cordial saludo en el día de la patria andaluza. Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querido Paco, me encanta que hayamos compartido y disfrutado itinerario, aunque haya sido en momentos cronológicos distintos; comparto contigo que es una suerte que esta zona de la ciudad, al contrario de lo que sucede con otras, esté al margen de la masificación turística, pero echo de menos una mayor y mejor información sobre ella, especialmente cuando se trata, como en tu caso, de quien verdaderamente profundiza en la visita y busca rescatar información. Porque el Arco de los Argentarios nos habla a través de sus milenarias piedras de los turbios parentescos de familia de Septimio Severo, de las rivalidades entre sus hijos, Caracalla y Geta, a la muerte de su padre, y que habrían de concluir con el asesinato de este último a manos del primero, quizás por celos, envidias y ansias de poder, como nos demuestra el hecho de que la inscripción honorífica tuvo que ser cambiada hasta en tres ocasiones cuando fue necesario borrar algunos de los nombres; pero también nos habla del papel desempeñado por los "argentarii", cambistas particulares y privados, existentes en Roma desde los primeros tiempos, seguramente indispensables en las transacciones comerciales de los romanos con otros pueblos. Son ellos los encargados del cambio de moneda extranjera en la ciudad, de los depósitos de dinero de clientes, con o sin interés, al modo de los modernos banqueros (anticipando así el funcionamiento de la Banca actual en muchos de sus aspectos), de garantizar la autenticidad de las monedas, de actuar como agentes en subastas públicas, de la responsabilidad de la moneda recién acuñada... desde sus tiendas y establecimientos en el Foro, donde todo se compra y se vende.
      El viejo mármol del Arco parece mudo, pero no lo está: nos habla de los sacrificios y las ceremonias del culto público, de Septimio representado cual "Pontifex Maximus", del antiquísimo culto a Hércules en este lugar, de prisioneros bárbaros en manos romanas, ¿partos quizás?
      El Arco, querido amigo, es una auténtica lección de historia que espera a ser desvelada por el visitante curioso y ávido de saber; si en algo he podido contribuir a ello, me doy por muy satisfecha.
      Gracias, Paco, por tu visita y tu comentario; te deseo que hayas tenido un felicísimo Día de Andalucía y un buen regreso a las class mañana.
      Mil bicos, maestro.

      Eliminar
  5. ¡¡Qué lugar más interesante!! No lo conocía, la verdad, pero, una vez más, tus paseos me han sido muy ilustrativos. Tengo unas ganas locas de ir a Roma y, ten por seguro, que cuando lo haga llevaré en mi cabeza éstas, tus entradas, tan completas.

    Un abrazo amiga, mi mejor guia por Roma.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querida C. G. Aparicio, orgullosa me haces sentir con tus palabras; deseo de corazón que cuando hagas tu visita a Roma estas entradas te proporcionen una útil y grata información sobre estos rincones de la ciudad que intento presentaros siempre con una explicación amena y un tratamiento riguroso.
      Gracias por acompañarme, por ahora, en esta visita "virtual", pero precursora de una "real" que tendrá pronto ocasión.
      Mil bicos, cara amica.

      Eliminar
  6. Muy bonita entrada... Sé que sonare repetitivo, pero no me canso de decirlo, pues es lo que siento cada vez que leo una de tus entradas: Roma vive en este blog. De eso ya no tengo dudas, y claro, como bien comenta la amiga C.G, cuando por fin visite Roma sentiré que ya estuve allí, puesto que gracias a ti, la visito en cada entrada (aunque obviamente, eso no hará más que aumentar el encanto)
    Un Saludo, Profe.
    Uriel
    Pd) Disculpa la demora en pasar por aquí, es que con las "vacaciones" se me hizo difícil acercarme a echar un vistazo. Ahora que retomo la actividad volveré mas seguido, y espero que tu también ;), jeje

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querido Uriel, no sé cómo dar respuesta adecuada a tus amabilísimas palabras, siempre llenas de elogio y cortesía hacia mí; reconozco que, si consigo haceros disfrutar de estos paseos en mi compañía, me sentiré inmensamente feliz. ¡Ojalá fuese posible realizarlos con todos vosotros allí mismo!
      De nada tienes que disculparte, fiel amigo, que bien sé yo, como siempre digo, lo difícil que es "robarle tiempo al Tiempo", intentando conjugar las diversas tareas y ocupaciones del día a día.
      Un abrazo muy fuerte y mil bicos.

      Eliminar
  7. Mi querida profe, "nuestra Cicerone particular" :-). He disfrutado mucho de esta nueva entrada que aportas a tu magnífico blog. El día que visite Roma no me pierdo la ocasión de ver "in situ" esta magnífica iglesia medieval. Me ha encantado que pusieras también el enlace del cuadro para que podamos disfrutar del arte de los pintores de la época. En fin mi estimada amiga que salgo de tu espacio muy satisfecha y sabiendo un poco más y contentísima.
    Un abrazo enorme y muchos besitos para ti.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mi querida Jolie, ¡cuánto me alegra tu visita y tu comentario! Es un placer para mí haber servido de guía en esta visita que me trae gratísimos recuerdos y que me permite rememorarlos con vosotros; a la satisfacción de visitar Roma, como dije en mi primera entrada, siempre se une la ventaja de reencontrarme con ella en la compañía de excelentes amigos, y esta vez ha sido con vosotros, mis amigos blogueros.
      Recibe, cara, mil bicos romanos.

      Eliminar
  8. Profe, tienes un detallito en Tempus Fugit, para cuando vengas de Roma, o para antes de irte. Besos.

    http://pacohidalgo63.blogspot.com.es/2012/04/premio-liebster-blogs-interesantes.html

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...