Bocca della Verità |
Una de las mayores atracciones turísticas de Roma es, sin duda alguna, este primitivo “detector de mentiras” ante el que hordas de turistas hacen a diario colas interminables para sacarse una foto y, de paso, verificar la sinceridad del que se atreve a introducir su mano; como bien decía en su comentario el maestro Paco Hidalgo en la entrada que hice sobre la iglesia de Sta. María in Cosmedin a finales de diciembre: ”Además, suerte que los turistas se hacinan en la puerta para la foto en la boca de la veritá y no en el interior”. Y es que, desgraciadamente, para la mayoría, el verdadero imán de esta maravillosa iglesia de Roma es el enigmático objeto emplazado en su pórtico a partir de 1637, año en que la pieza fue hallada en las proximidades; una vez hecha la foto, los turistas se introducen en la iglesia por la puerta de acceso situada allí mismo con el único afán de encontrar la de salida, ajenos a la belleza del interior y son sólo unos pocos los que dedican tiempo a admirar la auténtica joya que es este templo. Bien es verdad que a este extraordinario éxito de visitantes contribuyó decisivamente la película norteamericana “Vacaciones en Roma”(1953) donde una jovencísima Audrey Heburn, en el papel de una princesa extranjera en visita oficial a la ciudad, que, cansada y aburrida de un agotador programa oficial de actos, decide escapar una noche de palacio para iniciar un periplo por la ciudad; el encuentro casual con un Gregory Peck, que interpreta a un periodista americano destacado en la ciudad y que se ve obligado a cubrir el histórico evento de la principesca visita, hará que la pareja visite algunos de los lugares más emblemáticos de Roma, entre los cuales destaca el divertido momento de la Boca de la Verdad; dicen que Audrey Hepburn desconocía la historia del lugar y que Peck le gastó una broma, que tanto gustó al director, William Wilder, que no dudó en meter la escena en la película. Supongo que muchos conocerán la deliciosa película de la que hablo y también la escena en cuestión; para aquellos que no, dejo aquí el enlace:
El film se llevó tres premios Oscar, y uno de ellos para fue precisamente para la actriz, que bordó como nadie su primer papel como protagonista y que demostró sus innatas cualidades para la interpretación; fotogramas de esta inolvidable película aparecen reproducidos por toda Roma, confirmando el homenaje que Wilder quiso rendir a la ciudad, a la que convirtió, intencionadamente, en una protagonista más del film.
Pero veamos la historia de esta pieza que tantas visitas y visitantes atrae; conocida como “Bocca della Verità”, Boca de la Verdad, se trata de un disco de mármol, de casi dos metros de diámetro y cuyo nombre se debe a una leyenda popular que cuenta que la “Bocca” muerde la mano de los mentirosos. De difícil datación histórica, representa el rostro masculino de un hombre o de un dios, barbado y con los ojos, la nariz y la boca perforados; entre las distintas hipótesis se apunta al dios Océano, o alguna divinidad marina o fluvial, a lo que apuntan en la parte superior del rostro una pinzas de cangrejo en el centro y la representación de un delfín a la izquierda. Otras teorías nos hablan de que es posible que la pieza represente la simbólica forma solar de Fauno, una divinidad itálica, identificada también con el dios Silvano, divinidad de selvas y bosques, y hasta con el dios griego Pan. Fauno era un dios solar de los campos y los rebaños, dotado de grandes poderes, desde el poder de generar y dar salud, hasta el de predecir el futuro, relacionado siempre con la naturaleza agreste de los bosques y el agua; conocido también como “Lupercus”, el que aleja a los lobos, en su honor se celebraba el 15 de febrero un ritual importante previo a las fiestas “lupercalia”. En el curso de una procesión los sacerdotes lupercos, desnudos y provistos de correas hechas con la piel de una cabra recién inmolada, azotaban a las mujeres que hallaban a su paso, en la creencia de volverlas fecundas.
Fauno, cuyo nombre “qui favet”, favorable, bienhechor, recibió en Roma gran atención y a él le fueron dedicados varios templos y fiestas propiciatorias, las “faunalia”, en las que se sacrificaban un mastín y un macho cabrío, con ofrendas de vino y leche; se buscaba así que el dios propiciase buenas cosechas, buena caza y buena pesca y que alejase a los lobos de los ganados. Bajo esta identificación se explicarían las pinzas de cangrejo como cuernos de cabra y su forma redonda constituiría un símbolo propiciatorio para la agricultura; igualmente se cree reconocer, a los lados de la cara, dos perfiles de cabezas de lobos y hasta testículos bajo la barba, como símbolo de fuerza viril y de generación.
Mucho se ha discutido también sobre su funcionalidad y utilidad; conocida a veces como “la alcantarilla más famosa del mundo”, se ha dicho que era una antigua pieza del pozo, como un registro o tapa de drenaje relacionado con la misma Cloaca Máxima, como el frontal de una fuente, la cubierta de un pozo sagrado o un colector a agua; a esta última hipótesis habría contribuido el verso del poeta Propercio, en el libro II de sus “Elegías”, poema XXXII:
“cum subito Triton ore recondit aquam” ("cuando de repente Tritón por la boca esconde el agua")
Las leyendas que circulan sobre la Boca de la Verdad tratan de justificar el nombre de este curioso mascarón; en muchos casos nos hablan de maridos celosos que, haciendo que sus esposas metiesen la mano en la Boca, probaban y comprobaban su fidelidad y ponían fin a sus dudas sobre posibles traiciones. Otras nos cuentan cómo en época medieval los reos juzgados por mentirosos y hallados culpables eran obligados por los jueces a meter su mano en la Boca, tras la cual esperaban apostados verdugos que, de un tajo, se la cercenaban; se confirma así lo acertado de la sentencia.
Hoy en día acercarse a la Boca de la Verdad es cita obligada para cualquiera que visita la Ciudad Eterna, con el consiguiente testimonio gráfico del “yo estuve allí”; no faltan por todos los tenderetes y puestos callejeros de venta de recuerdos mil y una representaciones de la “Bocca”, de dudoso gusto en muchas ocasiones, pero ante las que se hace difícil resistirse a comprar alguna; si a ello unimos la creencia de que la función de la Boca es alejar los maléficos sortilegios, exorcizar las influencias malignas, no podemos mostrar ningún reparo más para hacernos con uno de estos “souvenirs”. Yo, lo reconozco, he cumplido con la tradición de introducir la mano (¡y hasta ahora no la he perdido!) y, de paso, he sucumbido a la tentación, en más de una ocasión, de traerme alguno. Ya a la vuelta, colocado en una estantería, pierde su carácter “kitsch” y despliega su efecto evocador excitando constantemente, al contemplarlo, mi deseo de volver a Roma.
Mis souvenirs de la Bocca dell Verità (16 de enero 2012) |
P.D. Quiero dedicar esta entrada a mis alumnas y alumnos de 1º de bachillerato, con quienes esta misma mañana tuve la oportunidad de hablar de este tema al hilo de…un ejercicio de helenismos, porque yo siempre afirmo que en mis clases se entremezclan” lo humano y lo divino”, y con quienes espero en breve realizar la visitar y comprobar su “sinceridad”.
No se si me atrevería a meter la mano...Aunque desde luego lo que si me atrevería es a admirar el interior de esa iglesia con cuidado e interés, así cuando enseñe la foto con la Bocca podre decir "yo estuve allí, y ademas disfrute contemplando el interior de la iglesia gracias a la advertencia de una amiga".
ResponderEliminarSaludos y nos seguimos leyendo.
Gracias, querido Miguel Ángel, por tu amable comentario; me alegrará saber que, cuando vayas a Roma, estas pinceladas personales de la ciudad te podrán ser útiles y, mientras tanto,saber espero acercaros, en este recorrido virtual, algunos de los rincones más queridos, consiguiendo hacer también un poquito vuestros los que ya son míos.
EliminarMil bicos, amigo.
Tienes toda la razón. Esta pieza se lleva todo el protagonismo dejando a la preciosa iglesia en un segundo plano. Yo la visité siendo muy joven (uf, cuanto hace ya) y lo cierto es que me gustó. Respecto a su funcionalidad como detector de mentiras me parece una historia bonita pero poco creible. Las otras teorías que apuntas me parecen más verosímiles. De nuevo una entrada de lo más bonita. Besos
ResponderEliminarGraciñas, mi querida amiga, por tus palabras; si mi entrada sirve para que quien sólo se acercaría por allí a ver la "perla" de la "Bocca", tenga también ahora la curiosidad de ver el "joyero" entero que es la excepcional iglesia, me doy por más que satisfecha. Y conocer un poco más la historia de la "perla" también, creo, es interesante; si juntamos lo uno con lo otro,¡combinación perfecta!
EliminarMil biquiños, cara.
Amiga mía Profesora de Griego,
ResponderEliminarTengo que reconocer que me ha encantado el periplo por esa “Bocca della Verità”, que, gracias a tu detallada descripción, he visto por todos los lados. Es bien seguro que tus alumnos tienen que estar encantados contigo y con tus clases, porque, al igual que tus conocimientos los supongo sólidos y auténticamente helénicos -sabemos ya que la palabra griego puede ser polisémica-, la emoción y el énfasis que impones en tus palabras son soberbios.
No se me ocurren otras comparaciones, ni tengo ninguna sugerencia que hacer, salvo la de que bien podría esconder algún detalle de la Medusa de Caravaggio, que se encuentra en la Galleria degli Uffizi de Florencia.
Yo no recuerdo haberla visto cuando estuve en Roma, hace ya unos cuantos años, pero da por seguro que, si vuelvo a Roma, intentaré introducir las dos manos, y luego los dos pies, esperando, como es lógico, salir indemne del intento.
Te envío un gran abrazo,
Antonio
Mi querido amigo y colega Antonio, mis más expresivas gracias por tus cariñosas palabras, tus inmerecidos elogios sobre mí y tu amabilísimo comentario; tú bien sabes que salpicar de vez en cuando con referencias y comentarios las áridas explicaciones gramaticales de la lengua "helénica" hace más ameno el curso de las clases y excita la curiosidad por saber. Y has traido con tu "Medusa" una magnífica referencia por dos razones: la primera, porque el genio del pintor supo captar ese instante mismo en el que, con espanto, la Gorgona recibe en sus propios ojos el reflejo de su petrificante mirada, consciente de ser víctima de su propio poder, y la segunda, por presentar a primer plano a "ese otro Miguel Ángel", Michelangelo Merisi, Caravaggio, cuya turbulenta vida quedó para siempre vinculada a Roma, no pudiendo entenderse la una sin el otro. A él dedicaré algunas entradas porque Roma no sería la misma Roma sin la figura de este temperamental, violento, pendenciero, excesivo en sus excesos, en suma GENIAL PINTOR, cuya vida es el mejor ejemplo del claroscuro de su propia obra.
EliminarDeseo que si vuelves a Roma, regreses indemne y entero después de haber pasado la prueba como hombre de corazón puro que eres.
Yo también te envío un fortísimo abrazo y mil bicos, amigo.
Ante todo, gracias por la referencia a mi comentario. Y es que es verdad, me daba pena la cantidad de turistas de todas las nacionalidades, razas, colores... allí esperando, bajo un sol de justicia, simplemente para hacerse una foto con la mano dentro de la boca, tras pagar el euro correspondiente (menudo negocio); y luego, muchos de ellos (muchos españoles con los que pude hablar) no se preocupaban en ver Santa María in Cosmedin, una de las más primitivas, genuinas y originales basílicas cristianas de Roma, que sigue el rito griego de los "cosmati". Afortunadamente yo ví la iglesia tranquilo y no me hice la fotografía (no perdí una hora allí, pues en Roma había tanto que ver...); eso sí, compre un par de llaveros y algún imán para el frigorífico.
ResponderEliminarTodo lo que pude leer de la Bocca de la Veritá lo has contado magistralmente en tu entrada. "Vacaciones en Roma" es la culpable del éxito de este mascarón, al igual que la Fontana de Trevi; lo que hace la imagen...
Besos andaluces y un cordial saludo.
Querido maestro Paco, enorme placer me causa saber que compartimos lugares y aficiones cuyo común denominador es el Arte.Explicando yo el lunes a mis alumnos helenismos del verbo griego "basileúo", reinar, ser rey, llegamos al término "basílica"; y este fue el punto de partida para la referencia romana porque en nuestra próxima visita cultural a Roma, prevista para abril, podremos disfrutar de "basílicas romanas", como la Emilia, la Julia o la de Majencio, en el Foro, y la de Trajano en su foro, pero también, como tú muy bien explicas, de "basílicas paleocristianas", y por ahí llegamos a la bella Sta. María in Cosmedin y su "Bocca".
EliminarMe alegra que mi relato haya sido de tu agrado, y estoy de acuerdo contigo en que cuánto ha hecho por el turismo de Roma la película de Wilder.
Mil bicos gallegos, amigo.
Claro, claro que he visto "Vacaciones en Roma", Dar un paseo por Roma a bordo de una Vespa debe ser buena excursión. Ya veo que meter la mano en la Boca de la Verdad no supone ningún riesgo, hoy. Excelente artículo mi Profe preferida. Un abrazo grande.
ResponderEliminarQuerido Dlt, confieso que yo siempre me he quedado con las ganas de dar ese pasito en Vespa por Roma; por cierto, "vespa" significa en italiano "avispa" y, vista la velocidad que alcanzan, las arriesgadas maniobras de sus conductores entre el caótico tráfico de las calles de Roma y el número innumerable de ellas en circulación como un auténtico enjambre, no hay duda que nunca un nombre fue mejor elegido. Y en cuanto al peligro de la "Bocca", creo que queda hoy reducido a los posibles pisotones, empujones y dolor de pies que provoca la interminable cola que se forma allí a todas horas.
ResponderEliminarGracias por tus amabilísimas palabras y también para ti, "mille baci", caro.
Muy interesante el relato ..me parece que yo no me atrevería a meter la mano..según dicen ..mentimos unas 20 veces días mas o menos, claro que es verdad que son pequeñas mentiras ..pero por si acaso no la meto..
ResponderEliminarbuena entrada..y muy bien explicada, me ha encantado leerte.
un abrazo
Estimada JValentina, muchas gracias por tu visita y por tu comentario; me alegra que te haya gustado esta historia y la manera en que la he contado; tenía mis dudas, lo reconozco, por tratarse de un lugar muy conocido en Roma, pero también pensé que, en cuanto a su interpretación, tenía cosas que aportar. Y por lo que respecta a su función "delatora", hasta ahora no conozco a nadie que haya perdido ni un dedo, pero tienes razón, no hay que fiarse.
EliminarTe reitero mi agradecimiento y considérate siempre bienvenida; yo también me he acercado a tu blog y me ha encantado esa magnífica combinación de deliciosas fotografías y bellas palabras de tu última entrada. ¡Todo un placer!
Mil saludos y, como dice mi amigo bloguero Miguel Ángel, nos seguimos leyendo.
He dudado en comentar, por el simple hecho de no emborronar con mis simplezas este nido de cultura y sapiencia; pero el comentario de la cola ante la boca de la verdad, me ha traido el recuerdo de mi último viaje a Venecia durante el cual nos obsequiamos con el pertinente paseo nocturno en góndola varios matrimonios. Al acabar quisimos darnos un paseo por las iluminadas calles y fue entonces cuando me percaté de la estupidez que nos invade: se le prestaba más atención a las tiendas de moda que a los monumentos que surgían en cada rincón. Tan es así que en un momento dado, no sabiendo por donde dirigirnos para volver, alguien argumentó...por aquí vinimos que ahí está la tienda de Gucci. Enfrente y al lado de la tienda, cientos de años de historia pasaban inadvertidos.
ResponderEliminarPorca miseria!
Gran curiosidad basada en la superstición alienada por más de un celosillo conyugal, más no obstante, interesante.
ResponderEliminarBuen post.
Saludos desde Albacete
Estimado Fº Javier Peralta, un placer que te hayas pasado por aquí y me hayas dejado tu comentario; tienes toda la razón en tus palabras, la desconfianza en la fidelidad de la pareja ha alimentado el éxito de la Bocca desde antiguo. Pero como ocurre con los polígrafos actuales, también a ella era posible burlarla; según cuenta una antigua leyenda, una dama romana logró con habilidad sortear el peligro de ser hallada públicamente culpable de adulterio cuando, previamente convenido el engaño con su amante, se dirigía en compañía de su cornudo marido a la comprobación de su honestidad. De entre la multitud salió inesperadamente un hombre que, sin mediar palabra, se abalanzó sobre la dama, la abrazó y la besó; ella, fingidamente ofendida y tachando a voces de loco furioso a su asaltante(que no era otro que su amante), se desembarazó de malos modos de él y continuó su camino. Llegados al público juicio, cuando se le preguntó si se había entregado a los brazos y los besos de otro hombre que no fuese su legítimo esposo, afirmó sin rubor que sí, probado el incidente anterior, y así, al introducir la mano en la Bocca, la sacó indemne y, con ello, quedó demostrada ante todos sin tacha su virtud.
EliminarMil saludos, amigo, y sé siempre bienvenido.
Benquerido amigo Cesar, como decían los latinos, "In dubio pro reo", ante la duda a favor del reo, y en este caso el "reo" soy yo, que he salido ganando con tu visita y tu interesantísimo comentario; te doy las gracias por haber venido y por haberme dejado tu experiencia personal. Y tienes toda la razón, porque en muchas ocasiones "dos mil años nos contemplan" pero nosotros ni nos fijamos en ellos. Cabe decir en nuestro descargo que, por veces, se produce una auténtica borrachera artística, una digestión difícil de tanta maravilla que nos baja los pies de los cielos a los suelos, y no queda otra que fijarse en el "mundanal ruido", que decía Fray Luis de León.
ResponderEliminarConfieso que uno de los lugares que más atracción despierta en Roma, sobre todo la primera vez que la visitas, allí junto a la Plaza de España, frente a la monumental Escalinata al pie de la cual se encuentra la Fontana della Barcaccia, obra del padre de Bernini, donde más de cuatro siglos de Arte nos rodean, los ojos de todos se van... a Via Condotti, la calle comercial más chic de Roma, en una sucesión de los escaparates de las tiendas y marcas más exclusivas de la moda, de Dior a Armani, pasando por Gucci, Hermes, Prada, Salvatore Ferragamo entre otros muchos. Como un imán irresistible, ojos de todas las nacionalidades se pegan a los cristales y nadie se resiste a la típica y tópica foto; hay que entenderlo como una "licencia poética", una concesión mundana (y humana)a tanta elevación espiritual y artistica. El único error reside en que el árbol no deje ver el bosque, y eso es muchas veces lo que sucede.
Te reitero las gracias y la bienvenida no a este "nido de cultura y sapiencia", sino a este humilde "recanto" de la Eterna Ciudad, cuya única intención es compartir mis experiencias romanas con quien se atreve a cruzar el Tíber conmigo.
Mil bicos e unha forte aperta, amigo.
Siempre me han gustado las máquinas que ponen en las ferias, réplicas de la Bocca dell Verità.
ResponderEliminarPor cierto, profe pásate por mi blog que hay un premio para ti.
Profe pásate por mi blog que hay un premio para ti.
ResponderEliminarProfe, pásate por mi blog que hay un premio para ti.
ResponderEliminarUn saludo.
Ya me vale... tres comentarios, acabo de darme cuanta, pero es que me daba error y no salían publicados, y ahora salen todos de golpe...
ResponderEliminarCuando advertí los tres comentarios, amigo Viriato, juzgué que era o error técnico o efecto de tu rebosante emoción y alegría; y ya me quedaba yo, feliz, con esta última explicación cuando me sacaste de mi error. ¡Era demasiado bonito para ser cierto y los duendes de la tecnología eran los responsables del triple tanto!
ResponderEliminarFelicidades, enhorabuena,... por ese premio que tanto te mereces, preludio de los que vendrán detrás; y gracias por compartirlo conmigo, por acordarte de mí y por darme esta alegría. ¡Si ya te dije yo una vez, querido Viriato, que hispanos y romanos estábamos condenados a llevarnos bien, extraordinariamente bien! Te he dejado en tu blog un comentario "ad hoc".
Y tienes razón con lo de las réplicas de la Bocca; me ha venido al recuerdo que la última vez que vi una fue en la portuguesa Ponte de Lima, "a vila mais antiga de Portugal", que estaba en fiestas. Y como verás, me es imposible escapar de Roma, porque en esta villa cruzada por el río Limia, llamado "Lethes" por los antiguos y que los romanos identificaban con el río infernal Leteo, que borraba los recuerdos de quienes se atrevían a cruzabarlo, el general Décimo Junio Bruto en el año 138 a.C. rompió el mito cuando él mismo lo vadeó y desde la otra orilla fue llamando a sus soldados, uno por uno, por su nombre, demostrándoles que no había perdido la memoria y poniendo así fin a las dificultades de las campañas militares en la zona.
Mil bicos, amigo mío.
Jajajaja muy buena la de los duendes de la tecnología. Me alegro que te guste.
ResponderEliminarBonita entrada, Profe. Por cierto, yo tambien te he dejado en mi blog el mismo premio que te a otorgado Viriato. Felicidades por el.
ResponderEliminarUn Saludo.
Uriel
Gracias, Uriel, gracias por tu amabilidad y tu confianza, por tus preciosas palabras de ánimo siempre y en toda ocasión. Es todo un honor recibir de tu parte, al igual que de la mano de nuestro común amigo Viriato, este galardón; a ambos os quiero expresar mi más sincero agradecimiento por acordaros de mí.
EliminarY me alegra que esta entrada haya sido de tu agrado; cuando vayas a Roma, acuérdate de la Bocca mordedora y su leyenda.
Gracias por todo y mil bicos.
Querida profe, que interesante entrada, amena y divertida me ha resultado. Tus alumnos deben de estar encantados contigo al igual que todos los que te visitamos y leemos.
ResponderEliminarNo me perderé la visita para ver este tesoro romano, aunque no se si me atreveré a meter la mano jajajaja
Siento no venir con más frecuencia, pero aquí estoy, en cuanto tengo la oportunidad.
Y ahora voy a recoger mi premio con mucha ilusión.
Besos y un abrazo enorme
Querida Jolie, un placer es siempre recibirte por aquí; eres y siempre serás bienvenida.
EliminarTe aseguro que la mano no la perderás; quizá la paciencia, por la espera en la cola.
Me alegra que te haya hecho ilusión el premio y es que tú te lo mereces.
Mil biquiños.
Gran entrada! es la primera vez que me paso por este blog y me ha ilustrado sabiamente. Bien visto lo del "polígrafo romano".
ResponderEliminarSaludos!
Estimada Gisela, es un placer recibirte en este rinconcito de Roma; me alegra que esta entrada haya sido de tu agrado y es que no hay mayor recompensa para quien escribe que sus amables lectores y sus comentarios siempre llenos de delicadeza y elogios.¡no se puede pedir más!
EliminarEs extraordinaria la fascinación que siempre ha provocado la "Bocca" entre la gente, aunque la masificación y las largas colas para la foto no permitan admirarla más que unos pocos minutos, por no decir segundos. Cuando la iglesia De Sta. María in Cosmedin cierra sus puertas, sólo queda admirarla por entre la verja de la pronaos, de lado, eso sí, libre ya de la multitud.
Gracias por tu visita y tu comentario; sé siempre bienvenida.
Mil saludos.