“Buscas a Roma en Roma, ¡oh peregrino!, y en Roma misma no la hayas" (Francisco de Quevedo)
Umbilicus mundi en el Foro Romano |
¿Quién no ha escuchado más de una vez esta frase que da título a la entrada de hoy? Y sin aún contestar esta, otra duda nos asalta, porque cuando ya estás en Roma, ¿ a dónde llevan todos los caminos? Pues al kilómetro 0 ; y preguntará extrañado el viajero dónde se encuentra. He aquí la respuesta: se dice que primero estuvo en el Miliarium aureum (aunque eso no sea del todo cierto, como veremos), y más tarde en el Umbilicus urbis, ambos en el Foro de Roma.
Conviene que, aunque sólo sea para ubicarnos ( palabra que procede del latín ubi y significa “donde”), hagamos un poco de historia.
La red viaria que partía de Roma fue un complejo entramado de caminos que vertebró el Imperio y puso en conexión la capital con los más alejados confines del territorio; utilizada inicialmente por el ejército en sus desplazamientos, más tarde se vio en ella grandes posibilidades para la administración y el comercio, y más tarde aún habría de ser el catalizador de la invasiones de los pueblos bárbaros.
Las calzadas romanas constituyeron un modelo de ingeniería y técnica constructiva, especialmente las construidas en los momentos más gloriosos del Imperio; unida a esta red viaria, los romanos, hábiles organizadores, establecieron , para los que iban en viaje oficial, una infraestructura de “mansiones”, establecimientos de equipamiento, hoy diríamos “hotelero” y “hostelero”, donde pernoctar, cenar y con servicio “técnico” para el cuidado de caballos y vehículos . Del a. 280 conservamos un documento, de autor desconocido, el “Itinerario de Antonino”, donde aparecen registrados los 372 caminos que desde Roma recorren todo el imperio, con un total de 90.00 km.; mucho se ha especulado sobre su utilidad, pero lo más probable es que se trate, más que de una guía de viajes, de un localizador de “mansiones” con un fin recaudatorio, ya que se trataba de paradas oficiales bajo la supervisión y control de un oficial romano.
Mayor curiosidad ofrece otro documento que hasta podríamos considerar la “Guía Michelin”, o, para hacer patria, la “Guía Campsa”, de la época; se trata de la Tabula Peutingeriana, un mapa fechado entre el s. II y el IV d. C. con los itinerarios a lo largo y ancho de las calzadas romanas y que ha llegado a nosotros por copias de la Edad Media; muy interesante ha resultado el proyecto de adaptación de este mapa de las vías romanas para planificar itinerarios hoy en día que realizó René Vooburg y que podemos consultar en la siguiente dirección en forma de mapa digital:
Para los viajeros pobres , con el fin de pasar la noche, quedaban mesones y tabernas, figones de ínfima calidad y dudosa reputación, donde con frecuencia se ejercía la prostitución, actuando el mesonero de proxeneta .
La primera vía romana fue la Via Appia, que iba de Roma a la localidad de Capua, famosa por su escuela de gladiadores y escenario de la archiconocida rebelión de esclavos capitaneados por el célebre Espartaco (quede para la posteridad la gran película que Stanley Kubrick dirigió), y que puso contra las cuerdas a la mismísima Roma; lleva el nombre de Apio Claudio el Censor que la inició durante el ejercicio de su cargo y tal fue su importancia que de ella se dijo que era longarum regina viarum, es decir, la reina de las grandes calzadas.
Y después de esta digresión, volvamos al tema que nos ha traído aquí, el punto de partida de todos estos caminos: el Foro, el corazón palpitante de la urbe, donde la vida pública se mostraba en toda su efervescencia, y donde , en un gigantesco mercado, se mezclaban los negocios, la política, los litigios, las ceremonias sagradas y los sacrificios, la exhibición de rarezas llegadas de los lugares más remotos, la prostitución, la exposición pública de las leyes … en medio de un gentío tan heterogéneo y abigarrado como ruidoso.
El Foro original o Forum Magnum se vio acrecentado con el paso del tiempo con sucesivas ampliaciones desde finales de la República y en el Imperio, constituyendo un complejo urbanístico de enormes proporciones, de una magnificencia monumental, los “Foros Imperiales”; pero a estos les dedicaremos otra entrada más adelante, que bien la merecen.
En este espacio del primitivo Foro se levantaba junto a los Rostra, la tribuna de los oradores, (llamada así porque lo adornaban los espolones, rostri, de los barcos cogidos a los enemigos), el Miliarium aureum, un cipo de piedra revestido de bronce dorado, del que hoy apenas queda un basa de mármol cilíndrica sobre la que debió estar asentado; probablemente tenía la forma de los mojones o hitos que se colocaban a lo largo de las calzadas romanas para marcar las distancias cada mil pasos (unos 1480 metros actuales) , de igual manera que en nuestras carreteras y autopistas actuales cumplen su función los indicadores kilométricos. Fue el emperador Augusto quien erigió esta columna donde concurrían todas las vías, aunque no fuera este punto desde donde se medían todas las distancias, sino desde las últimas casas de la ciudad.
El Umbilicus mundi o Umbilicus Romae , el ombligo del mundo/ de Roma, es más tardío; erigido por el emperador Constantino, estaba situado al norte de los rostra y este punto se convirtió en el punto nodal del universo, como hoy diríamos de la “Puerta del Sol” en Madrid. Hoy queda a la vista un basa de ladrillo, que seguramente estuvo en tiempos cubierta de mármol.
Roma, nacida de un pequeño conjunto de cabañas en el Palatino, llegó a convertirse en la más grande metrópolis de la Antigüedad y extendió sus dominios por un vastísimo territorio, de norte a sur, de este a oeste; durante siglos dirigió los destinos de la mayor parte de las tierras conocidas entonces convirtiéndose así en caput mundi, en cabeza, en capital del mundo.
Qué interesante entrada. El origen y la historia de las vías y calzadas romanas es muy interesante porque son el origen de muchos de los mapas viarios de hoy día.
ResponderEliminarNo conocía la historia del "ombligo del mundo" romano y me ha gustado mucho. Ciertamente es impresionante pensar que lo que hace muchos siglos fue un simple poblado se convirtió en un imperio de tales magnitudes que aun hoy, en el siglo XXI sentimos y notamos su eco. Preciosa entrada
Interesantisimo articulo, desconocía lo del ombligo del mundo, pero sin duda Roma lo fue y lo sigue siendo.
ResponderEliminarEl tema me recuerda una álbum de Asterix en el que él y Obelix hacen autoestop par ir a Roma. Hacen el típico gesto de señalar con el pulgar a donde quieren ir y cada uno señala hacia un lado, claro si todos los caminos llevan a Roma no tiene importancia hacia donde apunte el dedo.
Saludos y bos seguimos leyendo.
Gran entrada, profedegriego. Las carreteras romanas recorrieron toda Europa y, según tengo entendido, era el único camino transitable, mas allá de los caminos generados por el transito diario durante cientos de años. Además, sino me equivoco, fueron los romanos los primeros en construir carreteras de asfalto (o algo similar), y, de esta manera, los primeros en establecer un criterio de conducción, el de conducir por la izquierda (el cual seria cambiado luego por la revolución francesa en muchas partes del mundo... va, casi todo), con la intención de preservar de una mejor manera las carreteras, y, para una mejor defensa de las carretas a la hora de recibir un ataque (al conducir con las riendas en la mano izquierda, los conductores dejaban la mano derecha -la mano hábil del común denominador de los individuos- libre para defenderse con su espada de los posibles ataques). Con todo esto no me asombra que fuesen el Ombligo del mundo, y que todos los caminos acabaran en ella ;).
ResponderEliminarEspero no haberme equivocado con mis aportes.
Un Saludo.
Uriel
¡¡Ay el "ombligo del mundo"!!! ¿¿¿Y es que no tenían acaso razones para creerselo??? Ya vendrían los bárbaros del otro lado del limes a bajerles los humos. Sin embargo, es admirable la red de comunicaciones que lograron crear que favorecería no sólo las operaciones militares, sino la comunicación entre territorios con fines comerciales y hasta administrativos.
ResponderEliminarSiempre me admiraré de lo que consiguieron hacer los romanos y esta red viaria es una de las cosas que te hacen quitarte el sombrero y es que se siguió usando, sin variaciones, durante siglos. De hecho, el lugar que hoy ocupan muchas autopistas es el trazado que dibujaron muchas de aquellas calzadas.
Vale, amiga!
Querida profe que voy a decir, pues que te leo con atención y estoy aquí para aprender contigo tantas y tantas cosas interesantes como esta entrada. Te deseo un buen fin de semana y te mando muchos besitos.
ResponderEliminarMi más sincera enhorabuena por el nacimiento de su blog, que estoy seguro nos va a ilustrar mucho y bien sobre Roma, el nombre propio no sólo de la ciudad limitada por las siete colinas que la rodean, sino del imperio que nos ha hecho en muchos aspectos ser como somos; y desde luego, comentando su primer artículo, gracias a la tan grande y eficaz red de calzadas que comunicaban todos los puntos del imperio. Felicidades, ánimo y un abrazo.
ResponderEliminar-Querida Sandra, gracias por tus amables palabras; me alegro a haber contribuido a ampliar un poquito más el conocimiento de Roma y su "umbilicus mundi"; aprender y enseñar a valorar lo que el mundo antiguo nos ha legado es de justicia.
ResponderEliminarUn beso muy fuerte, amiga.
-Querido Miguel Ángel, es un placer saber que te ha parecido interesante el tema del "ombligo del mundo"; los romanos traladaron a Roma ese ombligo desde Delfos, que anteriormente lo había sido. Cuenta la mitología griega que Zeus quiso saber cuál era el centro del mundo, en un tiempo en que para el hombre la tierra era plana y circular; hizo volar desde cada uno de los dos extremos un águila y cuando las dos aves se encontraron, sobrevolaban Delfos. Así quedó determinado y el lugar quedó señalado con una piedra, el "ónfalos", ombligo, que hoy se muestra en el museo de Delfos.
Mil saludos, amigo.
-Querido Uriel, ¡cúanto me alegra saber que te gustó esta entrada! Con respecto a tus comentarios tienes razón al afirmar que en Roma se circulaba por la izquierda, como parece haber demostrado el estudio de los surcos de los carros en las calzadas romanas; con respecto a la técnica de construcción de las vías, piedra, arena, gravilla y cal parece que fueron suficientes materiales de construcción, eso sí, sabiamente utilizados. No obstante, los romanos conocían desde antiguo el "bitumen", una especie de lodo espesante, traducible quizás por alquitrán o asfalto, usado como impermeabilizante en otras culturas. He de reconocer que desconozco a ciencia cierta todo el proceso y convendrá recurrir a los expertos.
Mil saludos, amigo.
- Querida C.G.Aparicio, la verdad es que el pueblo romano, con todas sus virtudes y todos sus defectos, es, en palabras de Ortega y Gasset, "la única trayectoria completa de organismo nacional que conocemos. Esto explica que, hasta ahora, sólo se haya podido construir una historia en todo el rigor científico del vocablo: la de Roma"
Un abrazo grande, cara.
-Querida Jolie, eres como un soplo de aire fresco en una calurosa tarde de verano; siempre te muestras amable y cariñosa. Me alegra saber que puedo aportar algo y que no os aburro, como yo me temía. Gracias por venir y quedarte.
Mil besiños.
-Gracias, estimado DLT, por tus buenos augurios; es todo un honor recibir tu visita y tu comentario. Tienes toda la razón en tus palabras; el legado que Roma nos trasmitió es grande y poderoso, pero mayor sorpresa aún nos causa que su imperio no se centró ni en un continente ni en una región , sino en una ciudad, la Urbs.
Te reitero la bienvenida y te doy de nuevo las gracias por tu apoyo.
Mil saludos, amigo.