Pocas son las ocasiones en que el papado no haya querido
dejar su impronta en el urbanismo de Roma, especialmente cuando durante los
últimos años del s. XVI las fuentes comenzaron a desempeñar un papel
importantísimo en la fisonomía de esta Urbs;
en este sentido las creaciones de Bernini fueron, sin duda alguna, el factor
decisivo en la transformación de la ciudad contribuyendo a convertirla en la
“ciudad de las fuentes”.
Aunque el punto de partida para mi entrada de hoy no sea ni la
fontana más celebrada ni figure entre los capolavori del gran artista, quiero
rendirle un pequeño tributo porque sí forma parte del imaginario personal de
esa “Roma come la vedo io” ; me refiero en esta ocasión a esa pequeña joya
situada al principio de la Via Veneto,
junto a la Piazza Barberini, y conocida, por razones obvias como veremos,
como la Fontana dei Api, es decir, la
Fuente de las abejas.
Abejas Barberini (agosto 2010) |
Se trata de una
fuente en la que llaman la atención tres
enormes abejas esculpidas, posadas en la basa de una enorme concha de
impresionante diseño, un Pecten o
venera, y bajo cada una de las cuales
tres caños lanzan sutiles chorros que caen sobre la valva inferior que recoge
el agua; la valva superior de la magnífica concha, abierta a modo de joyero, lleva
incisa una inscripción en la que se
informa de quién encargó su ejecución, el año en que fue erigida y la finalidad
con la que fue levantada:
URBANUS VIII PONTIFEX MAXIMUS
FONTI AD PUBLICUM URBIS ORNAMENTUM
EXSTRUCTO SINGULORUM USIBUS SEORSIM COMMODITATE
HAC CONSULUIT ANNO MDCXLIV PONT XXI
FONTI AD PUBLICUM URBIS ORNAMENTUM
EXSTRUCTO SINGULORUM USIBUS SEORSIM COMMODITATE
HAC CONSULUIT ANNO MDCXLIV PONT XXI
En efecto, en el año 1644 el papa Urbano VIII Barberini encargó a
Bernini la ejecución de lo que se conoce como una bassa fontana, una fuente de
pequeñas dimensiones cuya función sería la de servir de abrevadero para las
caballerías; este tipo de fuentecillas era frecuente que fuesen construidas en
las proximidades de otra fuente monumental, como veremos que sucedió también
esta ocasión. Convenía así el proyecto, al decir de su inscripción, tanto al
embellecimiento público de la ciudad como a la utilidad y comodidad general, al tiempo que se añade aquí también otra
curiosidad. Una vez finalizada la obra, en junio de 1644, se puso la
inscripción dedicatoria en la que figuraba que el papa Urbano se hallaba en el
vigésimo segundo año de su pontificado, aunque para entonces faltaban para él dos
meses, y probablemente Bernini quiso así expresar una anticipación de buenos
augurios; pero por aquellas fechas el pontífice estaba ya enfermo y esta
celebración por adelantado fue vista por los romanos como una mala señal de
modo que corrieron jocosas maledicencias por la ciudad. Fue entonces que el
cardenal Francesco, sobrino del papa, hizo corregir con escalpelo la última I
de la numeración romana convirtiendo así el
XII en XI; el 29 de julio de
1644 moría Urbano VIII, desencadenándose una oleada de alegría y de odio en
cuanto fue conocida la noticia.
La presencia de las tres enormes abejas que adornan la
fuente tiene su explicación en el escudo familiar de los Barberini, una poderosa familia toscana establecida después en
Florencia y que habría de alcanzar su máximo poder al alcanzar la silla de San
Pedro uno de sus miembros, Maffeo Barberini, precisamente con el nombre de
Urbano VIII; con este papa el término “nepotismo” se hizo efectiva realidad, al
favorecer a las claras a miembros de su familia. A las “sombras” de su papado
se unen también las “luces”: el mecenazgo a artistas como el propio Bernini y
el acometimiento de grandiosas obras del Barroco, en muchas de las cuales
aparecen omnipresentes las tres heráldicas abejas como emblema de los
Barberini.
Emblemas papales en la Fontana del Tritón (agosto 2010) |
Desde siempre las abejas han sido símbolo de laboriosidad y de diligencia, de orden y de
trabajo disciplinado, de una organización que garantiza una sociedad próspera,
estable y perdurable en el tiempo; no en vano el poeta romano Virgilio les
dedicó el libro IV de sus Geórgicas,
alabando su naturaleza y su maravilloso modo de vida. Las abejas Barberini eran
consideradas como símbolos de la Divina Providencia, esa misma Divina
Providencia que da nombre al enorme fresco
de “La Alegoría” que Pietro da
Cortona pintó como un espectacular ejercicio de
exaltación de la familia papal, una glorificación del pontificado de
Urbano VIII en el Palazzo Barberini. Este extraordinario palacio o, aún mejor,
villa suburbana, fue iniciado en 1627 bajo la dirección del arquitecto Carlo
Maderno englobando una preexistente construcción, la Villa Sforza; pero en realidad el proyecto era muchísimo más
ambicioso pues, además de transformar este edificio en una villa-palacio digna
de convertirse en la residencia fastuosa de la más prestigiosa de las familias
romanas, se acometió al mismo tiempo una actuación de todo el entorno
circundante consiguiendo así una perfecta integración.
Fuente del Tritón con el Palazzo Barberini a la derecha (agosto 2010) |
Es en este proyecto rediseñado en el que encaja a la
perfección la bellísima Fontana del Tritón, en mármol travertino, que
Bernini diseñó para la Piazza Barberini,
próxima al homónimo palacio y que constituyó el elemento principal de la
remodelación de la antes llamada Piazza
Grimana; se trata de una espectacular creación de elemento mitológico: un fornido
Tritón, ser marino del cortejo de Poseidón, mitad hombre, mitad pez, sobre una
gigantesca concha, sopla con fuerza una caracola que lanza hacia arriba un
potente chorro de agua. Todo ello reposa sobre cuatro curiosos delfines entre
cuyas colas se entrelazan la tiara papal y las llaves de S. Pedro con el escudo
de los Barberini, donde de nuevo hallamos las tres heráldicas abejas, eso sí,
de mucho menor tamaño que en nuestra Fontana
dei Api. Esta es la fuente monumental a la que anteriormente hacía yo referencia
cuando explicaba que en las proximidades de estas obras solía colocarse otra de
menor tamaño destinada al uso público, algo así como una “hermana menor” de
aquella otra colosal.
Delfines y abejas en la Fuente del Tritón (agosto 2010) |
Pero volvamos de nuevo a nuestra más modesta Fontana que, curiosamente, no ocupa ya
hoy ni su emplazamiento original ni
presenta su primitivo aspecto porque, como veremos a continuación, son muchas
las vicisitudes por las que ha pasado este berniniano beveratore delli caballi.
La Fontana de las
abejas ocupaba en los tiempos de su inauguración otra esquina, entre la Piazza Barberini y la Via
Sistina, y allí permaneció hasta que en 1867, por razones de reordenación
del tráfico y de la circulación, fue desmontada y abandonada con poco cuidado
en los depósitos municipales del Testaccio donde permaneció casi olvidada hasta
que las voces de algunos estudiosos se alzaron reclamando su reposición; de la
mano del escultor Adolfo Apolloni fue reconstruida y reinaugurada en el año 1916 donde hoy podemos verla aislada al comienzo de
Via Vittorio Veneto.
Sin embargo, no fue sólo el nuevo lugar donde fue ubicada lo
que cambió; los trabajos de reconstrucción fueron muy laboriosos porque la mayor
parte de las piezas que la formaban se habían perdido y tan sólo se conservaba la
abeja central y el fragmento sobre el que estaba posada. Ello explica que lo
que hoy podemos contemplar responde a una idea poco “fiel” de su aspecto original, si lo comparamos con el dibujo de 1665
que de la plaza nos dejó
Lievin Cruyl, el dibujante flamenco de Gantes que vivió en Roma entre 1664 y 1674 y a quien debemos magníficos testimonios de la
ciudad en su tiempo; en él es posible
apreciar cómo era el diseño original en la ilustración 10, L. Cruyl, Prospetto della Piazza di Sforza, hoggi Piazza
Barberino, c.1664-1666, en el siguiente enlace:
Según se desprende de esta valiosa fuente de información, la
Fontana en cuestión adosaba su valva
superior contra la esquina de un palacete propiedad de Nicolò Soderini, mientras
que la valva inferior se apoyaba directamente sobre el suelo. No obstante, en
una antigua foto del archivo fotográfico del Comune di Roma realizada antes de su demolición, he podido
comprobar que antes de 1867, fecha en que fue desmantelada y retirada, la valva
inferior estaba alzada del suelo sobre bloques de piedra, tal como también podemos verla hoy.
Además del cambio de ubicación y de diseño, la Fontana experimentó variación también en
el material con el que fue reconstruida en la copia encargada a Apolloni: el
blanquísimo mármol de Carrara del original, conocido como “mármol lunense”, fue
sustituido por mármol travertino, más amarillo, procedente de la Porta Salaria, una parte de la Muralla
Aureliana que había sido demolida en 1871.
Fontana dei Api en la actualidad (agosto 2010) |
En la actualidad poco queda del proyecto inicial si nos fijamos
en que la Fontana se nos presenta exenta
de cualquier edificio, con su valva superior soportada por un falso murete en claro recuerdo de su primitiva
localización; la última restauración se llevó a cabo en el año 2000, pero sólo cuatro
años después fue objeto de un acto vandálico en el que se perdió la cabeza de
una de las abejas (y aún anda desaparecida) por lo que tuvo que ser reemplazada
por una copia.
Pese a toda su larga odisea, la Fontana dei Api se levanta en pleno siglo XXI como rumoroso testigo
de ese glorioso pasado barroco de Roma, en medio del incesante tráfico y de las
hordas de turistas que, camino de la cosmopolita y bulliciosa Via Veneto, pasan junto a ella sin
reparar demasiado en su belleza; pero ella sigue allí, tantos siglos después,
cumpliendo, como rezaba su inscripción fundacional, su doble función de pública ornamentación de la Ciudad y al mismo tiempo
de fuentecilla para uso de los ciudadanos, con su trío de “barberinianas”
abejas centinelas. Y doy fe de que su
agua, fresquísima, es excelente para aplacar la sed y no ha habido ocasión en
que no me detenga para admirarla, fotografiarla y beber un sorbo.
Bebiendo en la Fuente (marzo 2011) |
Después de larga entrada (y juro que nunca pensé que fuese a
resultar tan extensa), tan sólo me queda, estimad@s lector@s, daros las gracias
por vuestra paciencia, invitaros a conocer este modesto tesoro de Roma y
brindar con vosotr@s con un trago de su agua. SALUTE!