En este tiempo de Navidad, de celebraciones y de obsequios,
en la que cobran especial protagonismo los niños, me pareció buena idea dedicar
mi entrada de hoy a una enternecedora historia que, por intrascendente, pasará desapercibida para la gran Historia,
pero que, junto con otros tantos episodios menores, contribuye a un mejor
conocimiento de la vida cotidiana de los
antiguos romanos, de esos anónimos
personajes que también aportaron su
granito de arena al devenir del Imperio. Os invito, amables lectores, a
descubrir conmigo por qué razón la he
titulado “Una Barbie para la Eternidad”.
Palacio Massimo alle Terme (abril 2012) |
En Roma, en medio del
incesante tráfico de vehículos y personas que a diario cruzan la zona de la Estación Termini se alza elegante el
edificio que alberga el Palacio Massimo alle Terme, una de las cuatro sedes en
que se divide el Museo Nacional Romano; es este museo un joyero que guarda en
su planta sótano una perla excepcional que pasa desapercibida, en muchos casos,
hasta para los que visitan las instalaciones. Se trata de una momia infantil
romana, un caso excepcional ya que la momificación no fue nunca una costumbre
en Roma y que, por tanto, puede ser considerada un espécimen único; la inhumación y la cremación de los cadáveres
eran las prácticas funerarias habituales de los romanos, así que el hallazgo en
febrero de 1964 de un cuerpo femenino de
unos ocho años de edad conservado por momificación antropogénica, es decir, por
intervención directa o indirecta de la mano del hombre, impactó a la comunidad
arqueológica. El descubrimiento fue realizado accidentalmente a las afueras de Roma, a unos 7 u 8 km. al
norte de la ciudad en el distrito de Grottarossa, motivo por el cual se la
conoce hoy con ese nombre, mientras se realizaban unos trabajos de excavación
previos a una obra de construcción. El cadáver, que llevaba puesta una túnica
de seda, fue hallado dentro de un
sarcófago rectangular de mármol blanco datado en la segunda mitad del s. II d.
C., finamente decorado con tallas ornamentales que representan escenas de caza
de ciervos y jabalíes que estarían quizá inspirados en el episodio de Dido y
Eneas del libro IV de la Eneida; la
tapa de apertura frontal muestra una escena de captura de un cachorro de león,
tema que alude probablemente a la muerte prematura de la niña arrebatada a sus
padres. Se ha llegado a pensar que algunas de estas escenas tienen
connotaciones africanas y se especula si hay incluso una influencia egipcia,
dato que como veremos más tarde, vendría respaldado por otras evidencias.
La momia de Grottarossa (abril 2012) |
Las momias son siempre como libros abiertos, como testigos
mudos de la Historia que hablan y que revelan sus secretos a quienes
estén interesados en escucharlas; la “momia de Grottarossa” no es una
excepción. Como indican su peso y su
desarrollo dental, pertenecía a una
niña, pero no había en ella signos de evisceración y el cerebro estaba intacto,
tal como demostraron la pruebas que se
practicaron; no se hallaron en ella ni evidencias de natrón ni de betún, pero
los análisis identificaron la presencia de resina de coníferas y polen de mirra
sobre el cuerpo. Las últimas
investigaciones llevadas a cabo por investigadores de la Universidad de Bristol
sobre trece momias conservadas en museos británicos parecen haber demostrado
que la base de conservación de estos cuerpos llevaba en su composición resinas
de coníferas y cera de abeja, aplicadas al final del proceso; asimismo sobre la
piel de la niña fue hallada un trozo de resina de embalsamamiento. Esto vendría
a demostrar que la técnica de momificación empleada fue, sensu stricto, el “embalsamamiento”, es decir, el tratamiento con
bálsamos, como revela la ausencia de cortes, de residuos de sales, la
persistencia de todos los órganos internos y la exhalación de olores aromáticos
en el momento de su descubrimiento por el uso de sustancias perfumadas; a esto
se une que los análisis químicos revelaron la presencia de ácido abiético,
mostrando evidencia de elementos de cupresáceas, en particular del enebro (Juniperus). Esta técnica parece haber
sido usada comúnmente en el Egipto del
último periodo, incluyendo la era romana
en que aún vivía la niña de Grottarossa; la pregunta que nos formulamos es por
qué sus padres recurrieron a técnicas funerarias egipcias cuando el cuerpo es
claramente caucasiano (incluso se apunta a que, por las características antropométricas de su
cráneo, descendiese del Norte de Italia), el sarcófago es evidentemente romano
y la momificación se llevó a cabo en la
propia Roma como parecen confirmar las técnicas de tejido del lino utilizado
para las vendas que cubren el cuerpo.
Se han barajado diversas hipótesis: desde que la niña habría vivido un corto periodo de
tiempo en Egipto hasta que su familia formase parte de alguno de los grupos
religiosos que estaban activos en Roma por aquella época. Era enorme la atracción que sobre Roma ejercía Egipto, sobre todo desde finales de la
República; la novedad misteriosa que ofrecían algunos dioses y diosas egipcios a la
fantasía grecolatina hizo que sus cultos penetrasen pacíficamente en la capital
del Imperio. Llegados en un momento de
profunda crisis religiosa, los cultos egipcios, al igual que sucedió con otros cultos
orientales, atraían a multitud de devotos que se sentían fascinados por la vistosidad y el
colorido de los rituales así como por unos misterios que prometían una vida más
allá de la muerte; podría explicarse así que la momificación de la niña
responde a que ella misma o sus padres eran adoradores de estas divinidades
egipcias, tras un periodo de residencia en África, lo que justificaría la
decoración del sarcófago en que fue hallado el cuerpo, o como seguidores
fervientes de este culto cuyos avances habrían hecho posible el proceso de
momificación en la propia Roma.
Pupa de Grottarossa (agosto 2010) |
Pero el ajuar funerario de nuestra momia presentaba
extraordinarias curiosidades; exhibe joyas de un tipo que corresponden a su
juventud: un juego de pendientes de oro muy sencillos, un collar de oro con
zafiros y un anillo de oro con una Victoria Alada incisa, todo lo cual nos informa
de que la pequeña pertenecía indudablemente a una familia acomodada, dado el metal
empleado, el oro, y la procedencia de la
piedra preciosa, el zafiro, cuyo origen ha podido ser localizado en el lejano Sri Lanka, la antigua
Ceilán , al igual que sucede con ciertos objetos de ámbar que, como veremos a
continuación, procedían del Báltico. El conjunto se completaba con una pequeña
caja de ámbar en forma de concha, un tarrito de ámbar, una cajita con asa, un
dadito de ámbar así como algunos pequeños objetos también de esta resina fósil que fueron colocados como amuletos entre las
vendas de lino que cubrían sus restos y … ¡una pupa,
una muñeca de marfil articulada de extraordinaria factura! Este hallazgo me
lleva a hacer una reflexión sobre el papel universal que los juguetes han
desempeñado desde siempre en el natural entretenimiento de niños y niñas; las
jovencitas griegas y romanas se divertían con sus muñecas, de las que se han
encontrado varios ejemplares, incluso con sus brazos, piernas y cabezas
articuladas ( baste poner como ejemplo más notable en España las bellísimas cinco muñequitas romanas halladas
en 1946 en una necrópolis infantil en
Ontur y que hoy se conservan en el Museo de Albacete). Muchas veces a
las muñecas las acompañaban sus minúsculas vajillas, sus diversos complementos
y hasta sus diminutas joyitas.
En Roma las jóvenes, cuando se iban a casar, en la víspera
de sus nupcias, consagraban sus muñecas a los Lares y a los Penates, las
divinidades protectoras del hogar; pero
a nuestra niña de Grottarossa no le dio
tiempo a llegar a esa edad y por este
motivo su juguete más preciado, su querida “Barbie”, fue incluida
por la familia en su ajuar funerario camino de la Eternidad. Esto nos
traslada una nueva reflexión: ¿de qué murió la pequeña a edad tan temprana?,
¿cuáles pudieron haber sido las causas que propiciaron su prematuro
fallecimiento?
Las investigaciones realizadas sobre la momia muestran antracosis relativamente avanzada para
la juventud del cuerpo; esta enfermedad, conocida popularmente como “tisis del
minero”, significa la presencia en los pulmones de polvo de carbón inhalado. La
pregunta lógica que nos hacemos es cómo es posible que tal cantidad de
partículas de polución fuesen a parar a aquellos pulmones infantiles y la
respuesta viene de la mano de los modernos paleopatólogos.
En la Antigua Roma los espacios interiores sufrían un
altísimo grado de contaminación por partículas, sobrevenida de la quema de
grasas vegetales y animales en las lucernae,
lamparillas de terracota de las que hallamos cientos de ellas hoy expuestas
en los museos, ennegrecidas por el uso, para dar luz artificial; asimismo las
técnicas culinarias de la época requerían la combustión de materiales vegetales
en las cocinas, de igual manera que los hogares se calentaban, para hacerlos
más confortables en la medida de lo posible, recurriendo a la quema de madera,
de cualquier otra materia vegetal o incluso de estiércol. Todos estos
materiales serían los responsables de la contaminación y polución de los
interiores al generar en la combustión
partículas peligrosas y gases tóxicos, lo que contribuiría a la mala salud de
las personas, independientemente de su sexo o de su edad.
Los datos de nuestra momia
revelan una anormal pigmentación negruzca de los alveolos pulmonares
explicable por la inhalación masiva y
continua de partículas de carbón y hollín que justificarían, dada su corta edad,
complicaciones en el aparato respiratorio; no es descabellado afirmar que la
muerte le sobrevino por alguna enfermedad que redujese la función respiratoria
y la cantidad del aire, como el enfisema, dos de cuyas causas pueden ser la
exposición prolongada al humo y la contaminación ambiental , aunque quizás
nunca lleguemos a saberlo con seguridad.
Hoy, cuando la contemplamos en una vitrina, como una pequeña
Blancanieves romana en su ataúd de cristal, su aspecto causa una mezcla extraña
de ternura y desagrado, de tristeza y de asombro; recuerdo la penosa impresión
de mi hija pequeña, que por aquel entonces contaba más o menos la misma edad
que la niña de Grotttarossa, al verla allí tendida, ennegrecida y enjuta, con
un rostro en que se destacan, extrañamente enormes, los incisivos centrales. Y
no fue la única porque parecida sensación experimentaron en abril del año pasado
mis alumn@s.
Desde el punto de vista de su conservación, la momia parece
satisfactoriamente preservada, expuesta en el museo en particulares condiciones
de temperatura y humedad; ahora el conjunto del cuerpo se muestra arrugado como
consecuencia de la completa deshidratación que experimentó, lo que como
consecuencia hace que sólo pese unos
4960 gramos para sus 120
centímetros de longuitud total, y su
piel, dura y rígida, ofrece un tono parduzco.
Pero parece que no siempre fue así; cuando tuvo lugar el hallazgo,
testigos presenciales que tuvieron la oportunidad de examinar la momia in situ hablan de que el cuerpo se
encontraba bien hidratado y que por sus características parecía un sujeto blanco
vivo, aunque pronto empezó a arrugarse y experimentar una progresiva
decoloración, seguramente como consecuencia de la repentina exposición al aire
de un cuerpo que había permanecido guardado en un recipiente hermético durante dieciocho
siglos.
Cada vez que visito Roma, sé que me aguardan en el Palacio Massimo
grandes tesoros que disfruto con absoluto placer, pero siempre reservo la
última parte de la visita a mi particular homenaje a ese ingenuo pedacito de la
Historia de Roma que significa la “momia de Grottarossa”.
Espero, mis queridos y pacientes lectores, que hayáis
disfrutado con este paseo por Roma y sólo me queda desearos un esperanzador Año
Nuevo 2013 nada mejor que haciendo míos los versos del poeta Ovidio en sus Fasti cuyo libro primero está dedicado
al dios Jano, aquel a cuyo reinado se le
atribuyen las características propias de la Edad de Oro: honestidad perfecta en
los seres humanos, abundancia y paz completa.
Ecce tibi faustum, Germanice, nuntiat annum
Inque meo primus
carmine Ianus adest.
(OVIDIO: Fasti, I, vv. 63-64)
(OVIDIO: Fasti, I, vv. 63-64)